En plena meseta de Morochucos, en Pampa Cangallo, a unos quince minutos cuesta arriba en la mediana colina que nace a un pie de la pista que continúa hasta donde debe continuar, empieza a escucharse un fuerte cauce.
Hay vegetación por montones, qantu por todos lados, ese árbol sagrado y mucho huayllaichu también. Entonces el ruido de esa caída se hace más fuerte hasta que por fin se puede ver y comprender el volumen, se trata de una caída de por lo menos unos diez metros, para quienes no calculan una altura considerable.
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