Othman, de unos 60 años, y los otros pobladores de la ciudad de Wana, a 35 km al noreste de Mosul, dependen de la presa como fuente esencial de agua para la irrigación de sus cosechas.
"La vida es el agua", dice Othman, quien está orgulloso de sus raíces kurdas, y agrega que sus antepasados han vivido en Wana desde hace 800 años.
Está sentado fumando en un montículo al borde de su campo.
Cuenta que sólo una vez su familia fue desplazada de la ciudad, cuando militantes del autodenominado Estado Islámico (EI) capturaron la presa de Mosul y Wana en agosto de 2014.
Los extremistas de EI fueron forzados a retirarse de la presa después de 11 días a raíz de los ataques aéreos dirigidos por EE.UU. y de una ofensiva terrestre de las fuerzas kurdas.
La presa fue recuperada del control del autonombrado EI en agosto de 2014.
Othman está vestido con la ropa tradicional kurda y habla un árabe entrecortado.
"No podemos imaginar lo que la vida sería si tuviéramos que salir de nuestras casas otra vez, ahora bajo la amenaza del potencial colapso de la presa", dice.
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Othman está vestido con la ropa tradicional kurda y habla un árabe entrecortado.
"No podemos imaginar lo que la vida sería si tuviéramos que salir de nuestras casas otra vez, ahora bajo la amenaza del potencial colapso de la presa", dice.
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