miércoles, 7 de septiembre de 2016

¿Qué es Neopangea? ¿Realmente volverán a unirse los continentes en uno solo?













Islandia se encuentra sobre dos placas tectónicas.
Algunas viajan 30 milímetros por año, mientras que otras podrían moverse a cinco veces ese ritmo. Esas son más o menos las velocidades a las que las uñas y el cabello humanos crecen, respectivamente.

La idea de que los continentes se desplazan se remonta a siglos atrás.

El geofísico alemán Alfred Wegener fue el primero que produjo una prueba seria para sustentarla, hace 100 años.

Wegener se percató de notables similitudes entre las plantas y animales fosilizados hallados en los continentes que están separados por vastos océanos y le hizo pensar que esos continentes estuvieron conectados cuando esas especies fosilizadas estaban vivas.

Además, cuando Wegener miraba a sus mapas, podía ver claramente queAmérica del Sur y África eran como dos piezas de un rompecabezas gigante, que encajan.

¿Podría realmente ser una coincidencia, o estuvieron conectadas hace millones de años, y luego se distanciaron?

Encontrando la evidencia
Esa era la esencia de la teoría de Wegener: la deriva continental.
África y Sudamérica "sospechosamente" encajan.
Pero para muchos geólogos, era una idea descabellada con poca evidencia sólida.

Wegener no pudo proporcionar una explicación satisfactoria. Murió en 1930, pero su idea siguió viva, y 20 años más tarde comenzó su vindicación.

Marie Tharp fue una de las primeras en darse cuenta de que las cordilleras y valles enormes no se acaban en tierra, sino que continúan bajo los océanos.

A principios de la década de 1950 Tharp ayudó a mapear una gigantesca cordillera submarina, de miles de kilómetros de largo pero sólo unos pocos kilómetros de ancho, que zigzagueaba por la mitad del Océano Atlántico.

Cordilleras similares se encuentran debajo de las olas de otros océanos y son llamadas "dorsales oceánicas". Harry Hess, un geólogo y comandante de submarino estadounidense en la Segunda Guerra Mundial, reconoció su importancia potencial.
Expansión del fondo marino

El descubrimiento de las dorsales oceánicas encaja con una idea que Hess estaba desarrollando: que el fondo del mar está renovándose constante, pero muy lentamente.
El fondo del mar se está moviendo constantemente.
Sugirió que el magma caliente fluyó a lo largo de las dorsales oceánicas y se enfrió en la roca. Entonces, mientras el magma más caliente brotaba en la cresta, la roca fría era empujada a los flancos para hacer espacio.

Este movimiento lateral de la roca, perpendicular a la dorsal oceánica, en última instancia podría explicar por qué los propios continentes se desplazaron. Su teoría se conoce como "expansión del fondo marino".

La idea también explica por qué las franjas en cada lado de la cordillera son generalmente imágenes exactas una de otra.

Las rocas por lo general se desplazan lentamente por ambos lados de la cordillera en medio del océano a la misma velocidad.

Era, sencillamente, la mejor evidencia de una fuerza que podría desplazar continentes.

Los geólogos aceptan ahora que Hess -y Wegener antes que él- tenían razón al considerar la geografía de la Tierra como en constante movimiento.
Una guerra eterna

El suelo bajo tus pies tampoco es sólido como una roca como se podría haber pensado.

Toda esta convección y la actividad mecánica acciona el movimiento de las placas, que pueden chocar entre sí, deslizarse al lado o alejarse una de otra. Algunas placas pueden incluso quedar enterradas debajo de las placas vecinas.

Las placas están en una especie de guerra eterna, luchando por la posición en la faz de la Tierra.
                                                          El océano Atlántico -aquí en una vista en las cercanías del canal de Panamá- no existía hace 300 millones de años.
Sabemos que las placas se han movido, pero ¿cómo podemos trazar sus posiciones a través del tiempo?

"Es algo así como una investigación de escena del crimen", dice Scotese.

A pesar del desafío, asegura que podemos examinar 70 millones de años del pasado con un buen grado de confianza gracias a los diferentes tipos de registros geológicos, e incluso más allá.




La ciencia lo llama "Neopangea": la formación de un supercontinente que incorpora todas las grandes masas continentales de la Tierra.

Eso significaría la posibilidad de caminar desde Australia a Alaska, o desde la Patagonia a Escandinavia. Pero tardaría unos 250 millones de años en formarse.

"En cincuenta millones de años, Australia estará en colisión con el sudeste asiático en un grado mucho mayor", dice Christopher Scotese, científico de la Universidad de Texas en Arlington.

África también estará empujando contra el sur de Europa, mientras que el Atlántico será un océano mucho más amplio de lo que es hoy.

Scotese admite, sin embargo, que estas proyecciones, que incluyen la idea de Pangea Máxima, son "muy especulativas".

Placas movibles
Los continentes de la Tierra se apoyan en un sistema de placas y estas se mueven a diferentes velocidades.